La salud es un tesoro y el mantenimiento de esta, un objetivo de la medicina moderna. El cuidado de la salud, precisa de la implementación de estrategias que se han reconocido y comprobado como conductas saludables. Además de los beneficios de no fumar, hacer ejercicio y dormir bien, la alimentación adecuada tiene la máxima trascendencia para conservar la salud.
Se ha estudiado con rigor científico, la importancia de la alimentación, para disminuir el impacto y prevenir la aparición de enfermedades propias de la salud mental, como depresión y ansiedad.

Las investigaciones de la relación del cerebro con el intestino muestran resultados consistentes, en los cuales se evidencia que la microbiota (flora intestinal) juega un papel fundamental en el equilibrio y funcionamiento de las sustancias cerebrales (neurotransmisores) que tienen que ver con el ánimo.

Se ha encontrado que la alimentación, rica en grasas y carbohidratos, en forma continuada, altera el equilibrio de la microbiota y tiene el potencial de desencadenar enfermedades que van allá del intestino. Mientras que la alimentación balanceada, como la dieta mediterránea, entre otras, mantiene ese equilibrio y la salud.