Los avances de la psiquiatría en estas dos últimas décadas podrían ser más significativos que a lo alcanzado a lo largo de toda la historia de la humanidad. El advenimiento de nuevas tecnologías permitió un rápido desarrollo y gracias a ellas, se ha podido conocer más del funcionamiento del cerebro y su relación con la endocrinología, inmunología, gastroenterología, entre otras ramas de la medicina. Además de su profundo nivel de influencia en la conducta humana.

El cerebro fue una caja de pandora y el más desconocido de todos los órganos. Hoy podemos ver íntimamente su estructura y su funcionamiento. Conocemos al detalle su anatomía, sus circuitos neuronales y las sustancias que se transmiten a través de esa densa red de conexiones (neurotransmisores).

En los últimos años, los investigadores han estado recabando en el conocimiento de las relaciones intimas entre cerebro con el intestino y la flora intestinal (microbiota) y han logrado comprobar científicamente que existe un estrecho vínculo que permite saber que la producción de neurotransmisores que actúan en el cerebro responsables de la presencia de la depresión y ansiedad, ocurre en el intestino.

Psiquiatría y cerebro

Hoy debemos observar con atención el equilibrio que existe en los micro-organismos que componen nuestra microbiota, siendo conscientes que la alteración del mismo, contribuye en alta proporción en la aparición de cuadros clínicos relacionados con estados de ánimo y estrés. Por eso, una trascendental y definitiva ayuda para tratar estas enfermedades, resulta del cambio de hábitos, particularmente alimentarios, porque se sabe que lo que comemos tiene el potencial de producir inflamación intestinal con todas las conocidas consecuencias, (de las cuales les contaré posteriormente) a nivel del normal funcionamiento del Sistema Nervioso Central para mantener nuestra salud emocional.